Hace unos días leí algo muy interesante, sobre la amistad y el «desvanecimiento» de la amistad. Y lo encontré MUY INTERESANTE porque es algo que vivo y he vivido tanto en la vida real como en la virtual. Es un tema delicado si se quiere, pero no por eso menos real. Y me gustó para escribir aquí acerca de ello.
Desde que he integrado las redes sociales, sea FB, sean grupos, etc. pude observar algo, y no es la primera vez que hago alusión a ello. Y es que estos medios han ayudado a cambiar el verdadero significado de la palabra amistad.
Soy absolutamente consciente que de la gran mayoría de personas con quienes me relaciono, apenas dos o trés pueden recibir el «título» de AMIGA, la gran mayoría con mujeres (oh! casualidad!) con quienes tenemos ciertas afinidades, muchas o pocas, lo que hace que nos «unamos» bajo el título de AMIGAS.
Y en mi humilde entender esas ciertas afinidades, no hacen una AMISTAD.
Sin embargo, con unas cuantas personas a quienes nos unían esas ciertas afinidades, si, hemos forjado una linda amistad.
Y he compartido mi vida, particularmente, soy una mujer bastante extrovertida y suelo confiar bastante en quienes yo llamo mis amistades.
Claro que en esos intercambios, generalmente, una cree que ese lazo va a durar para siempre, pero como viviendo se aprende, he aprendido a lo largo de mi vida que eso no siempre es así, porque nada es eterno. Mientras que los cambios están y son día a día.
Me ha pasado aquí, por ej, de reencontrarme con amigas de mi infancia o de épocas jóvenes, que hacía muchísimos años no veía ni sabía de ellas y si bien ha sido una preciosa alegría saber de ellas, y en cierta forma aquel dulce sentimiento volvió a aletear en mi, a poco comprendí que hoy, nada teníamos en común. Hoy somos literalmente desconocidas.
Con el único vínculo en común que es aquel trocito de tiempo, de camino, compartido en aquella época, en el pasado.
Y me cuestioné qué pasaba en el día de hoy, en el presente. Y la verdad, la respuesta fue: NADA. Sólo la tibieza del recuerdo de lo que fué y del cariño compartido en ese momento.
Aunque existen las excepciones! conservo amigas de aquellos tiempos, sin estar en contacto diario, aún sentimos que continuamos caminando por el mismo sendero, una al lado de la otra. Cada conversación o mail es como una continuación del anterior que bien pudo ocurrir bastante tiempo atrás. Aún estamos en sintonía… Y es algo que agradezco.
También sucede que amistades más actuales, sin mediar absolutamente nada, la amistad simplemente se desvanece. Miro hacia atrás y esas personas estaban conmigo, hoy miro y aunque parecen estar caminando a mi lado, lo están, pero más lejos… Y miro hacia adelante y ya no las veo.
Como si se fueran lentamente, diluyendo. No hay dramas ni conflictos que hayan disparado estos distanciamientos, la ausencia simplemente aparece.
Esas persona ya no están en mi vida. Ya no saben de mis sentires o lo que vivo cada día. Los caminos se van separando, crecemos, o envejecemos (?) nos convertimos en otras personas y muchas veces no puedo creer como aquellas largas confidencias se acabaron. Se terminó la curiosidad, el interés. Ahora la poca comunicación existente pareciera ser algo forzado. Sin duda, algo sucede. Nada extraordinario ni repentino.
Es un proceso lento, un cambio tan sutil pero tan constante que llega el día en que miro a esa persona y veo que casi no nos reconocemos. Y me pregunto: de verdad fuimos tan cercanas?. Dejo de buscar, de preguntar, porque tampoco es cosa de insistir en algo que si antes se daba naturalmente y hoy no, pués, eso, no hay duda: el lazo se debilitó. Y tanto vale para un lado como para el otro. Nos dejamos de buscar. Los encuentros son casi metódicos y los silencios se hacen más largos. Hasta que en muchos casos es lo que predomina.
Me he preguntado dónde se fué el lazo, la amistad, el cariño y la respuesta es como en los casos anteriores: en los recuerdos de un tiempo pasado, y cada vez que nombre a esa persona que ya no camina a mi lado voy a sentir esa tibieza por los buenos y no tanto, momentos importantes de nuestras vidas compartidos. Porque no pasó nada malo.
Si sé que esas personas fueron especiales en mi vida, y me gusta pensar que yo también en la de ellas. Quedan historias, fotos, viajes, y puedo nombrar cada momento en el que esas personas me hicieron feliz. En algunos casos me acuerdo de ese primer abrazo con sentimiento o cuando me escucharon en mis días tristes o complicados o cuando trataron de hacerme reír con un chiste malísimo, para no sentirme sufrir. Por un momento vuelvo a preguntarme por qué ya no están en mi vida, por qué no puede ser todo como antes…
Inmediatamente la respuesta llega: porque las personas cambiamos. Las prioridades y los intereses ya no son los mismos, y así también cambian nuestras necesidades. Somos otras personas. Quizás creíamos conocernos pero hoy apenas nos distinguimos entre la multitud. No sé si hay ganas de redescubrirse, podría ser que si, que sucediera, aunque mi experiencia me ha demostrado lo contrario. Como dije antes, al volver a encontrarme con alguien que había dejado atrás hace años, pretendí usar aquella base de cariño para construir algo nuevo. Un nuevo capítulo…pero no sucede.
Entonces en y desde mi corazón deseo un excelente viaje a esas personas que vieron algo en mi y por mi parte nunca olvidaré lo que ví en ellas.
Porque a veces es evidente que nuestros caminos se han bifurcado y ya no continuaremos caminando juntas. Nuestra etapa entró en el pasado. Aunque siempre quede en mi, la tibieza de los recuerdos de tantos momentos compartidos aún a través de las palabras, de una sonrisa, de una lección aprendida, de una lección compartida. Y sólo por eso, digo: super valió la pena! GRACIAS!
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eljardindeabomary 